El cuento de los globos acrobáticos...
Por fin llegó el día del gran concurso de globos
acrobáticos.
Todos los insectos del jardín habían
estado entrenando duro, y ahora se preparaban para comenzar sus
piruetas. Los concursos de globos eran algo especialísimo,
pues
sólo podían celebrarse tras alguna gran fiesta
que
hicieran los niños de la casa, y había muy poco
tiempo
antes de que se hiciera limpieza general y los papás
retirasen
todos los globos.
Como cada año, los favoritos eran los insectos voladores,
pues
agarrados a la cuerda del globo podían llevarlo de
aquí
para allá trazando figuras a voluntad. Pero aquella vez
había también unos participantes un poco
peculiares: un
grupo de hormigas. Por supuesto, nadie esperaba que hicieran nada
especial, tenían tan poco peso que jamás se
había
presentado ninguna, pero llamaba la atención verlas a todas
perfectamente uniformadas y preparadas.
Así, los distintos concursantes fueron desarrollando sus
espectáculos, consiguiendo figuras con los globos realmente
bellas: la mariposa y la luciérnaga, como siempre, dejaron a
todos boquiabiertos con su giros y su juego de colores, y cuando les
tocó el turno a las hormigas, todo parecía
decidido.
Las
hormigas, sin embargo, por primera vez desde que se recordaba,
compartieron un mismo globo; y una a una fueron trepando por la cuerda
colgante, formando una delgada hilera negra. Cuando hubieron cubierto
toda la cuerda del globo, la última hormiga trepó
por
encima de sus compañeras hasta llegar al globo, y
después, siguió hasta lo más alto.
Aquel
extraño montaje atrajo la curiosidad de todos, que entonces
pudieron ver el toque final: la hormiga abrió las tenazas de
su
boca tanto como pudo..
¡y le asestó un buen mordisco al
globo!. ¡¡¡Pssssssss!!!
Aquello fue apoteósico: el globo comenzó a
resoplar su
aire, moviéndose alocadamente aquí y
allá,
haciendo mil piruetas, mientras las hormigas, perfectamente
sincronizadas, iban representando bellas figuras colgadas de la cuerda,
todas trabajando a un tiempo por conseguir el dibujo más
bello.
Por supuesto, aquel acrobático vuelo terminó con
un buen
golpe, pero dio igual: la exhibición de la originalidad y el
trabajo en equipo de las hormigas fue tan impresionante, que ni
siquiera hizo falta votar al ganador.
Desde entonces, todos se dieron cuenta de lo lejos que se puede llegar
haciendo las cosas juntos, por muy difícil que lo parezca
para
uno sólo, y los concursos de los años siguientes
estuvieron repletos de grupos participantes con espectáculos
que
nunca podría haber conseguido un insecto por su cuenta.
No
dejéis de ver las fotos y los
vídeos en las Secciones
correspondientes, os gustará!!